Saturday, November 12, 2005

de tamalibus

Los tamales no son algo que haces en tu casa. Es algo que compras en la esquina donde tienen un fogón y una olla vaporosa, en el convento de las monjitas o en algún establecimiento de esos que venden tamales como si fuera comida rápida.
Pues bien, resulta que los tamales sí se pueden hacer, con mixtamal y manteca y algunas horas de esfuerzo (y claro, hojas de maíz).
Sin embargo hay tres mitos respecto a las tamaladas con los que tenemos que terminar:
a) si la masa no flota el tamal no queda esponjoso: a pesar de batir interminablemente la masa uno no logra que flote, en ese momento comienza a ser inverosímil, si nosotros no podemos con un moderno electrodoméstico es inverosímil que en el pasado lograran batirla mejor que nosotros, por lo tanto es imposible lograr que la masa flote
b) hay que poner una moneda en la vaporera: la teoría es que la moneda baila cuando hay agua suficiente y deja de sonar cuando es necesario agregar más, sin embargo por un extraño proceso de electrólisis-hidrólisis-oxidamiento la vaporera nueva queda con una capa negra de dos centímetros de espesor que uno se tarda media hora en quitar
c) los tamales de dulce son rositas: mentira, señor, son cafés por la coloración del piloncillo, eso significa que nos han estado engañando durante años y que esos supuestos tamales dulces que compramos en realidad deben ser de otra cosa

Las tamaladas se asocian a distintas tradiciones. Mientras que los franceses comen algún tipo de rosca el día de la candelaria (que los holandeses convirtieron en el día de la marmota) en México se comen tamales. En El pozo de los ratones, una especie de Decamerón mexicano para niños, la autora intenta reconstruir cómo cuando pasaba las vacaciones en un rancho todos se reunían a contar historias mientras se preparaban los tamales, lo cual no es inverosímil que sucediera puesto que es un poco tardado. Quizá el cuento más memorable es "el compadre del diablo", cuya trama general es parecida a una obra de Tirso de Molina sólo que esta versión es más graciosa, con un diablo mexicano que a diferencia de otros luzbeles oscuros y temibles es ingenioso y se acerca más bien al arquetipo del trickster.

P.S. Madre Verónica, a usted que me enseñó que la teoría de la evolución era falsa en las clases de catecismo (por cierto, sólo refutó a Lamarck, sigo esperando una refutación en forma para el evolucionismo de Darwin) lamento decirle que ya no compraré más tamales en su convento. Quizá con este blog la palabra se divulgará y cada quién comenzará a preparar sus propios tamales, pero no desespere, escuché que el mercado del rompope está a la alza.

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