Para ti con desprecio
Como castigo kármiko, por comprar piratería terminé con un album de Panda en el estéreo de mi carro. Tras escucharlo durante poco más de dos días estos son mis comentarios.
El vocalista lo encuentro francamente horrible, canta con una voz nasal, mal proyectada y por encima de su registro. Para compensar esto, se escucha muy por encima de la banda, sin que ambos planos logren realmente juntarse (lo que yo llamo el efecto karaoke). Como sucede en el happy punk, se abusa hasta el infinito de las backing vocals, sólo que aquí algunas veces no están suficientemente bien empatadas, que algunos percibirán como una ire de espontaneidad y a que otros simplemente nos disgusta. Más que como puntos negativos de Panda, lo veo como una pandemia en el happy punk mexicano (sí es que se puede hablar de uno).
La calidad del bajo está por encima de la media. Con carencias inherentes al género, como el uso de plumilla en vez de dedos y el poco espacio para la creatividad. Sin embargo, a diferencia de otras bandas competidoras, el bajista de Panda ejecuta bien su papel cohesionando la música por medio de un ritmo constante y acentuando los acordes de paso.
La batería está bien a secas, recurriendo una y otra vez al double-time y dando platillazos invariablemente en los momentos más obvios. Sin embargo en algunos tracks pueden encontrarse variaciones rítmicas interesantes.
En cuanto a las guitarras, le apuestan mucho a la gula auditiva con los riffs pegajosos agudos (herdados del emo) con muchos efectos digitales. En general el juego entre las dos guitarras está bien hecho, especialmente cuando ambas tocan acordes, logrando un sonido que pega bastante bien.
Resumiendo esta primera parte de la reseña, salvo la voz, los instrumentos están bien tocados. Lo que da mucho que desear el la producción, a ratos palidece la guitarra, pero más que nada la batería suena como si estuviera mal microfoneada, que da un efecto parecido a cajas de zucaritas golpeadas con baquetas.
El estilo de las canciones es más o menos uniforme, sin embargo en dos o tres ocasiones le quieren dar un giro regiomontano, relajando la velocidad, cantando hip hop, siendo autorreferenciales (diciéndote lo mucho que te vas a divertir con Panda), y en fin, cosas que pueden no gustar pero que en grupos como Molotov suenan más naturales y en Panda resultan algo ridículas. También en otro de los tracks hay un arreglo híbrido entre punk y norteño, que no falla del todo pero que dista mucho de ser una fusión de calidad entre la música tradicional mexicana y el rock, lejos de los resultados obtenidos por los Caifanes, Jaime López, Botellita de Jerez, Julieta Venegas, Maná o incluso El Gran Silencio. La intención de variar un poco de estilo, no obstante, es buena. En síntesis, las canciones no son del todo malas, pero hay que esperar hasta el track 8 para escuchar algo mínimamente memorable y pegajoso. Quizá lo que más trascendió de este disco fue el cover de "Cuando teníamos 16", la idea de coverear nostalgia en punk es muy común en EUA, y no es del todo mala, sin embargo se me ocurren 20 mejores canciones que pudieron haber escogido (quizá algo tipo "y sigo aquí" de Raphael).
Las letras de Panda están dirigidas a un mercado de adolescents soñadoras, lo cual no me parece grave ni un impedimento para hacer música de calidad (pensemos en Los Beatles). Al igual que en algunas bandas amateur que llegué a escuchar, el tema de la orientación sexual es recurrente (en este album dos tracks se dedican a ello), así como los amores y desamores. La inocencia no siempre es intencional, y no siempre está bien dosificada y administrada (como puede ser en el caso de Blink). Una virtud es que en ocasiones consiguen amalgamar las cosas en una frase sencilla (una ruptura, "ya no jalaba"), y en general a pesar de ser algo insulsas las letras de Panda fluyen sin que haya que forzarlas mucho con la música.
En conclusión, Panda no es música que pueda escucharse en serio (al menos todavía no). Sin embargo no parece ser un proyecto de marketing desde arriba, sin embargo la sinergia de la banda sí está orientada por completo hacia el triunfo comercial; que supongo que en alguna medida han logrado, aunque dudo que alguno de ellos adquiera próximamente un jet. Más que nada, Panda realiza un servicio llenando un vacío de mercado entre las adolescentes que buscan un correlato estético a sus experiencias cotidianas, las cuales obtienen de la banda música explosiva pero melódica, y lo más importante, en su propio idioma. Ante el rock malo y pretensioso como Zoe es mil veces preferible la música de úsese y tírese de Panda, que no por ser desechable implica que para muchos no pueda ser disfrutable.
El vocalista lo encuentro francamente horrible, canta con una voz nasal, mal proyectada y por encima de su registro. Para compensar esto, se escucha muy por encima de la banda, sin que ambos planos logren realmente juntarse (lo que yo llamo el efecto karaoke). Como sucede en el happy punk, se abusa hasta el infinito de las backing vocals, sólo que aquí algunas veces no están suficientemente bien empatadas, que algunos percibirán como una ire de espontaneidad y a que otros simplemente nos disgusta. Más que como puntos negativos de Panda, lo veo como una pandemia en el happy punk mexicano (sí es que se puede hablar de uno).
La calidad del bajo está por encima de la media. Con carencias inherentes al género, como el uso de plumilla en vez de dedos y el poco espacio para la creatividad. Sin embargo, a diferencia de otras bandas competidoras, el bajista de Panda ejecuta bien su papel cohesionando la música por medio de un ritmo constante y acentuando los acordes de paso.
La batería está bien a secas, recurriendo una y otra vez al double-time y dando platillazos invariablemente en los momentos más obvios. Sin embargo en algunos tracks pueden encontrarse variaciones rítmicas interesantes.
En cuanto a las guitarras, le apuestan mucho a la gula auditiva con los riffs pegajosos agudos (herdados del emo) con muchos efectos digitales. En general el juego entre las dos guitarras está bien hecho, especialmente cuando ambas tocan acordes, logrando un sonido que pega bastante bien.
Resumiendo esta primera parte de la reseña, salvo la voz, los instrumentos están bien tocados. Lo que da mucho que desear el la producción, a ratos palidece la guitarra, pero más que nada la batería suena como si estuviera mal microfoneada, que da un efecto parecido a cajas de zucaritas golpeadas con baquetas.
El estilo de las canciones es más o menos uniforme, sin embargo en dos o tres ocasiones le quieren dar un giro regiomontano, relajando la velocidad, cantando hip hop, siendo autorreferenciales (diciéndote lo mucho que te vas a divertir con Panda), y en fin, cosas que pueden no gustar pero que en grupos como Molotov suenan más naturales y en Panda resultan algo ridículas. También en otro de los tracks hay un arreglo híbrido entre punk y norteño, que no falla del todo pero que dista mucho de ser una fusión de calidad entre la música tradicional mexicana y el rock, lejos de los resultados obtenidos por los Caifanes, Jaime López, Botellita de Jerez, Julieta Venegas, Maná o incluso El Gran Silencio. La intención de variar un poco de estilo, no obstante, es buena. En síntesis, las canciones no son del todo malas, pero hay que esperar hasta el track 8 para escuchar algo mínimamente memorable y pegajoso. Quizá lo que más trascendió de este disco fue el cover de "Cuando teníamos 16", la idea de coverear nostalgia en punk es muy común en EUA, y no es del todo mala, sin embargo se me ocurren 20 mejores canciones que pudieron haber escogido (quizá algo tipo "y sigo aquí" de Raphael).
Las letras de Panda están dirigidas a un mercado de adolescents soñadoras, lo cual no me parece grave ni un impedimento para hacer música de calidad (pensemos en Los Beatles). Al igual que en algunas bandas amateur que llegué a escuchar, el tema de la orientación sexual es recurrente (en este album dos tracks se dedican a ello), así como los amores y desamores. La inocencia no siempre es intencional, y no siempre está bien dosificada y administrada (como puede ser en el caso de Blink). Una virtud es que en ocasiones consiguen amalgamar las cosas en una frase sencilla (una ruptura, "ya no jalaba"), y en general a pesar de ser algo insulsas las letras de Panda fluyen sin que haya que forzarlas mucho con la música.
En conclusión, Panda no es música que pueda escucharse en serio (al menos todavía no). Sin embargo no parece ser un proyecto de marketing desde arriba, sin embargo la sinergia de la banda sí está orientada por completo hacia el triunfo comercial; que supongo que en alguna medida han logrado, aunque dudo que alguno de ellos adquiera próximamente un jet. Más que nada, Panda realiza un servicio llenando un vacío de mercado entre las adolescentes que buscan un correlato estético a sus experiencias cotidianas, las cuales obtienen de la banda música explosiva pero melódica, y lo más importante, en su propio idioma. Ante el rock malo y pretensioso como Zoe es mil veces preferible la música de úsese y tírese de Panda, que no por ser desechable implica que para muchos no pueda ser disfrutable.
4 Comments:
quizá no se entendió muy bien lo del principio, compré un disco pirata pero dentro venía por accidente un disco de panda
me disculpo por mi redacción cada día es peor
saludos a un muy querido fan de closet de panda que lee este blog
por último, creo que el disco que reseño no es el que se llama "para ti con desprecio" sino sospecho que es uno anterior, sin embargo fue el primero que encontré y me gustó para título del post, saludos
Que buena reseña.
Has escrito muchas cosas en tu vida pero esto sobre pasa muchas, a pesar de tratarse acerca de un grupo flojo demuestra bastante conocimiento musical. Mucho oido y buen análisis y estilo.
¡Creo que la podrías hacer muy bien como reseñista musical!
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