Wednesday, June 29, 2005

Scuzaţi-ma

A veces caemos en el error de pensar que nuestra evolución mental es paralela a la del cuerpo, sin embargo no es así. Si hacemos menos idioteces que cuando éramos adolescentes no es porque hayamos aprendido o madurado a partir de las experiencias, a partir de distintos cambios de opinión, de reflexionar o de conocer ideas y personas. Claro, esto tiene un cierto papel; pero lo principal son los cambios en el cerebro.
Resulta que los niños nacen con millones de conexiones cerebrales y en alguna etapa del desarrollo infantil se pierden bastantes. Luego se queda más o menos estable, en la adolescencia se vuelven a perder más conexiones de manera drástica.
También están las hormonas y todo eso, y el descubrimiento del mundo y la vida y todas esas esteticidades que uno cree que son interesantes.
Sin embargo hay razones para pensar que la creatividad se reduce de manera muy importante. Quizá no fue del todo errada la decisión de Rimbaud de dejar de escribir a los 18 años.
Oh, pero siempre quedan los paraísos artificiales, y quien alguna vez fue un verdadero poeta y quiera seguirlo siendo sabe que tiene que conformarse con ellos.
No es necesario recurrir a los psicotrópicos si el cliente no lo desea, la psicología ambiental se ha encargado de jugar con nuestras almas y vender los conocimientos adquiridos por un precio razonable. Estoy hablando de un aeropuerto.
Hace 10 o 15 años nuestros cines, farmacias y heladerías no habían cambiado mucho desde los años 50's. Eran grandes, de color ocre, con los eternos empleados y quizá el dueño atendiendo, atestados de gente y con mal servicio. Hoy sólo acuden a estos comercios los tradicionalistas que crecieron con ellos o los jóvenes reaccionarios.
Ahora tenemos comercios pequeños, blancos y frescos, con espacios grandes y vacíos, pero atestados de colores en los extremos.
Paul Celan se equivocó, la poesía no murió, y el cielo lo tenemos a la vuelta, materializado bajo la forma de un Seven Eleven.

3 Comments:

Blogger Alejo Cava said...

Pero la luz blanca de neon, que alumbra tanto para ser tan barata a foco pelón. Como la farmacia-restaurante de San Juan de los Lagos. Era un blancor intenso que de recordarlo pienso que me quedo ciego.
No quiero pensar que la creatividad se me acaba, quiero pensar que puedo hacer más cosas con la poca que me queda conforme pasa el tiempo.

8:20 AM  
Blogger La Ch said...

Ahhhh, la bendita lucidez! cuánto se le maldice y se le termina añorando. Creo que es una mala compañera; sin embargo, de las más queridas!

Por otro lado, Digo que odio los paraísos artificiales pero enciendo un cigarrillo. Me gustan las uñas pintadas de colores muy vivos, muy chillantes; fosforecentes, si es posible. Recuerdo cuando estuve en un centro comercial y vi cómo en un local de ellos, se encontraban anaqueles repletos de vajillas de cristal de varios colores. Todas acomodadas tan bien.... Aún extraño pasar por ese lugar.

Y por lo de la lucidez, mírate, leéte; ahí está y más viva que nunca!

8:50 PM  
Anonymous Anonymous said...

Nada como estar con el hombre que amaba alumbrada por la luz neón azul de la iglesia de enfrente.
¿Qué es Scuzaţi-ma?
Muchas de mis mejores historias las tuve en un 7/11 o en un oxxo. Pero dudo mucho sobre lo paradisíaco; en todo caso no tendría porqué haber tanta luz. Creo que no entendí, sigo en otro canal como dices.

11:19 PM  

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