La Alternativa
"He vivido como poeta y moriré como uno". Eso dijo alguna vez Bob Dylan, pero ¿qué significa vivir como poeta? Bueno, en principio es muy oscuro, pero si no buscamos aclarar el significado podemos decir con tranquilidad que todos sabemos a lo que se refiere, todos tenemos una idea más o menos vaga de lo que significa vivir como poeta. No me refiero a los efectos sensibles, a las consecuencias prácticas, que si bien se repiten bastante no se cumplen en todos los casos. Es un estado mental que en alguna medida todos hemos tenido, o quien no al menos habrá convivido con alguien que lo tiene y el engrane estético de su amigo azotado le habrá puesto a girar un poco el suyo.
Una vez fui a la ópera, me aburrí mucho, era La Bohème. No recuerdo si alguno de los protagonistas era poeta, pero no la estoy mencionando por eso. En algún momento de una escena en la calle los niños gritaban "¡Pardigno, el de las paletas!" y llegaba Don Pardiño con un carrito lleno de adornos de celofán y los niños se amontonaban. El suceso no tiene mayor trascendencia en esta tragedia donde Mimí muere de tuberculosis, en realidad no tanto por sus decisiones existenciales sino por la falta de antibióticos.
Sin embargo fue lo que más me impactó, en el carro ya estaba recordándole la escena a mi padre y a mi me hermana, y quizá en el momento les pasó desapercibida pero una vez que la hice notar les pareció muy gracioso.
No quiero decir que en ese momento fuera incapaz de tener una conciencia estética más o menos profunda, porque de hecho busqué sin éxito tener una experiencia estética en la ópera. En el intermedio fue cuando lo logré. Son poderosos los intermedios, el hecho de tomar lo que pasa en un escenario como real por unos momentos y después salir al mundo hace, en cierto modo, que estemos esperando el siguiente paso, como si se pudiera dar un paso más hacia atrás y lo que llamamos real resultara tan ficticio como lo que acabamos de ver.
Pero el intermedio de la Bohème no lo escribió Puccini, es en-cada-caso-mío (y paro de usar esta expresión antes de que me lleve la ch...). Así que tras haber pagado una cantidad obscena para ver una ópera en Bellas Artes con lo único que me quedo es con Pardiño.
Algunos llaman a eso majadería, y está presente en todo. Algunos pretenden reducirlo a personajes bajitos con cejas gruesas como Alf, y sin embargo la majadería se presenta en el mundo y en el arte de las más diversas formas. He desarrollado cada vez más esta capacidad de notarla y divulgarla, acostumbrando cada vez más mis ojos a ella. Para quienes ven otras cosas existe un nombre dependiendo del caso, como poeta, o iluminado, sin embargo para mí -como de costumbre- no hay nada; no puedo parafrasear a Bob Dylan.
Sé que esta actitud ante la vida puede ser un poco ácida, porque detrás de la diversión hay algo que no es divertido, y sin embargo lejos de hacer derramar lágrimas provoca más risa. Lo siento, así he decidido vivir. Lo dulce prefiero dejarlo para los intermedios.
Una vez fui a la ópera, me aburrí mucho, era La Bohème. No recuerdo si alguno de los protagonistas era poeta, pero no la estoy mencionando por eso. En algún momento de una escena en la calle los niños gritaban "¡Pardigno, el de las paletas!" y llegaba Don Pardiño con un carrito lleno de adornos de celofán y los niños se amontonaban. El suceso no tiene mayor trascendencia en esta tragedia donde Mimí muere de tuberculosis, en realidad no tanto por sus decisiones existenciales sino por la falta de antibióticos.
Sin embargo fue lo que más me impactó, en el carro ya estaba recordándole la escena a mi padre y a mi me hermana, y quizá en el momento les pasó desapercibida pero una vez que la hice notar les pareció muy gracioso.
No quiero decir que en ese momento fuera incapaz de tener una conciencia estética más o menos profunda, porque de hecho busqué sin éxito tener una experiencia estética en la ópera. En el intermedio fue cuando lo logré. Son poderosos los intermedios, el hecho de tomar lo que pasa en un escenario como real por unos momentos y después salir al mundo hace, en cierto modo, que estemos esperando el siguiente paso, como si se pudiera dar un paso más hacia atrás y lo que llamamos real resultara tan ficticio como lo que acabamos de ver.
Pero el intermedio de la Bohème no lo escribió Puccini, es en-cada-caso-mío (y paro de usar esta expresión antes de que me lleve la ch...). Así que tras haber pagado una cantidad obscena para ver una ópera en Bellas Artes con lo único que me quedo es con Pardiño.
Algunos llaman a eso majadería, y está presente en todo. Algunos pretenden reducirlo a personajes bajitos con cejas gruesas como Alf, y sin embargo la majadería se presenta en el mundo y en el arte de las más diversas formas. He desarrollado cada vez más esta capacidad de notarla y divulgarla, acostumbrando cada vez más mis ojos a ella. Para quienes ven otras cosas existe un nombre dependiendo del caso, como poeta, o iluminado, sin embargo para mí -como de costumbre- no hay nada; no puedo parafrasear a Bob Dylan.
Sé que esta actitud ante la vida puede ser un poco ácida, porque detrás de la diversión hay algo que no es divertido, y sin embargo lejos de hacer derramar lágrimas provoca más risa. Lo siento, así he decidido vivir. Lo dulce prefiero dejarlo para los intermedios.
1 Comments:
Aut/aut: siempre es mejor el poéta que el plástico, o al menos, eso parece. Hoy compré una pelota de plástico duro, de aquéllas con las que de niña alguna vez me golpeé por lanzarlas tan duro como pudiera hacia la pared o hacia el piso. Tan sólo era por ver si, pegando con el techo, algún día harían un hoyo.
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