Thursday, February 14, 2008

Unos perritos como de foto




En las mañanas, cuando voy a trabajar, casi siempre me estaciono en la esquina, pero hoy aparentemente no había lugar. Digo aparentemente porque mientras caminaba hacia la escuela donde trabajo vi un hueco bastante grande. Esto me molestó por diversos motivos, el primero y urgente es porque iba dos minutos tarde para el trabajo. Sí, sueno como un cuáquero diciendo eso, pero un grupo de adolescentes estúpidos puede hacer en dos minutos cualquier cantidad de estupideces. El segundo motivo por el que me molestó ver el lugar disponible es porque me estoy recuperando de una buena torcedura en el tobillo. Fui con un doctor que me puso una férula y vendas, pero me las quité yo solo ayer por la noche, en un ataque de desesperación por no usar esa mierda. Ahora estoy un poco arrepentido porque me duele el pie, y no dejan de resonar en mi mente las palabras de Saddam "uh, va a quedar tocado Prof". (Ese "prof" vocativo que es capaz de quitarle el aura magisterial incluso a un decano de Cambridge.)


Por coincidencia mientras caminaba hacia el trabajo encontré a dos perritos, como de esos cachorros que salen en los anuncios de papel de baño. Estaban "encerrados" en un desnivel de la banqueta, es como un cuadrado como de seis metros sin ninguna razón de ser (o al menos ninguna razón evidente), como 80 cms. más abajo del suelo. Se lanzaban llorando contra lo que para ellos sería una pared y para mí es como un gran escalón. "No viejos, no lloren, al ratito les traigo algo de comer" dije mientras seguía caminando.


Doy clases de Ética a las 7 de la mañana, 7:15 para ser exactos. En alguna ocasión les expliqué a mis alumnos que el horario era un gran impedimento para nuestra clase. Les expliqué el origen de la filosofía como ocio, y particularmente la ética, entendida como el modo de ver qué hace uno con la vida y por ende con el tiempo libre más que con el trabajo que no lo deja a uno vivir. Les hablé del otium y el negotium latinos, y de cómo con el capitalismo estilo gringo se habían invertido un poco las cosas y el ocio se había convertido en algo mal visto. Pues bien, llegué a tomar posesión de mi cátedra y me encontré con que todos tenían globos y miles de flores y dulces por ser el 14 de febrero, decidí esperar unos 10 minutos a que intercambiaran obsequios y abrazos y alegría, tras lo cual empecé la clase.


A las 8:05 termina la clase y yo tengo una "hora libre" que es un modo bonito de llamarle a una hora muerta que tengo que pasar en la escuela o cerca de la escuela y que por supuesto nadie me paga. Sin embargo hoy habría de ser en beneficio de los cachorritos. Pasé a la tienda que está afuera de la escuela y compré una coca light de un litro como siempre, pero también jamón y unos pequeños tetrabrick de leche. Fui con los perritos. ¿Cómo llegaron ahí? ¿Habría ido su madre a buscar comida? ¿Una persona que los abandonó pensó que ahí estarían relativamente seguros y de que eventualmente alguien los adoptaría? Me senté en el desnivel y saqué algunas piezas de jamón, uno de los cachorros me lo arrebataba cuando se lo ponía cerca pero el otro buscaba en el aire y tenía que tocarle la cara con la rebanada para que pudiera localizarlo. ¿Qué edad tendrían? ¿Semanas? ¿Meses? Después cuando se terminaron el jamón, sobre el plástico les serví leche. Uno de los perritos empezó a temblar después de darle varios lengüetazos, tal vez estaba muy fría. Pensé que había sido una gran coincidencia que me los topara de camino al trabajo y todo por estacionar el carro atrás, pensé que había sido una cosa verdaderamente providencial y que tal vez gracias a los alimentos que les di sobrevivirían.


Dos hombres de alrededor de treinta años venían caminando a lo lejos, uno de ellos sin detenerse me preguntó "¿son tuyos?". "No", contesté, "sólo les traje leche". Agarro a uno de los cachorros y lo cargó con desgarbo, "mira, es machito", le dijo al otro hombre. "Es que nos dijeron que aquí había perros" me dijo el otro. "Sí pues..." comienzo a decir pero me interrumpe el otro "nos los llevamos, ¿no? para darles un hogar." "Sí, sí..." alcanzo a contestar, todo transcurrió en unos segundos. Apenas terminó de decir eso cada uno agarró a un cachorro al costado y un camión de basura que venía por la calle se detuvo un instante en la esquina para que ellos se treparan. El camión arrancó y dio vuelta a la izquierda.


Me quedé contemplando el empaque de jamón vacío.



7 Comments:

Blogger La Ch said...

¡Te imagino perfectamente! Ésa es tan sólo una de las historias que logran hacer del mundo un lugar más hermoso y, sin embargo, también más caótico. Saludos

7:58 PM  
Anonymous Anonymous said...

Pinche miguel tormentas baboso! No eres mas que un baboso!

8:57 PM  
Blogger Jo said...

oye.. como que nunca falta un baboso que siempre nos viene a leer... no crees?


perdona pero el comentario baboso de arriba.. me hizo olvidar lo que tenia que decir.

11:38 AM  
Anonymous Anonymous said...

En que momento el hombre que vive todavia con sus padres pierde la dignidad?

8:10 PM  
Blogger Unknown said...

que cosas tan bellas hace uno en horas "muertas" no?... =)

8:00 AM  
Blogger Unknown said...

pd 1: =O no mas verificador de palabras yujuu!!
pd 2: confesiones tardo-adolescentes??? olo

8:12 AM  
Blogger Emilio said...

Bonita historia,
saludos

9:02 AM  

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