Constantini: Inolvidable Du Pré
A continuación reproduzco la nota que un amigo, Arturo Constantini, acaba de publicar en el diario yucateco Por Esto. Bien sé que tengo algunos lectores harto conocedores de compositores e intérpretes musicales, como el Cid y Pardo (perdón por la anfibología), y quién sabe, tal vez caigan por aquí de vez en cuando Héctor Zagal o Alejandro Sada; así como otros no tan melómanos pero no por ello menos conocedores como Cavallazzi, gran beethoveniano de cuño furtwängleresco. Sin embargo sé que muchos otros podrán apreciar la divulgación apasionada que hace Arturo de Jacqueline Du Pré en tierras tropicales, tan poco propicias para el barroco y el romanticismo:
Cuán trágica es la historia cuando la muerte se lleva consigo el talento, virtuosismo y pasión de una de las mejores ejecutantes del violonchelo. La vida de Jacqueline du Pré comenzó el 26 de junio en Oxford, Inglaterra y muy temprano, a los cinco años de edad, escuchó por primera vez el sonido del que sería el instrumento que la acompañaría en toda su existencia.
Du Pré realizó sus estudios, primero, en la London Cello School y después, a los siete años de edad, en la Guildhall School of Music, en Londres, bajo la tutela de William Pleeth. Tuvo estadías con los grandes maestros Pablo Cassals, en Suiza (1960) Paul Tortelier, en París (1962) y Mstislav Rostropovich, en Moscú (hasta 1966), este último, quien dijera de la chelista que era la única que podía equiparar o superar sus propios logros.
A la edad de 16 años debutó formalmente en el Wigmore Hall de Londres con el concierto de Elgar para Chelo, y después tocaría y grabaría esta misma obra con la Orquesta Sinfónica de Londres, bajo la dirección de Sir John Barbirolli; interpretación que le traería reconocimiento mundial, así como inmortalidad.
En la Navidad de 1966, Jackie conoció al pianista y director judío Daniel Barenboim y al siguiente año contraería nupcias con él. Este enlace matrimonial – comparado con el de Robert y Clara Schumann - resultaría profesionalmente fructífero, así como su amistad con los músicos Yehudi Menuhin, Itzhak Perlman, Zubin Mehta y Pinchas Zukerman, con quienes tuvo memorables presentaciones, al interpretar música de cámara, en especial la realizada en el Queen Elizabeth Hall de Londres con la interpretación del quinteto para piano La Trucha de Schubert.
A pesar del éxito, la tragedia le sobrevino cuando se le diagnosticó esclerosis múltiple en 1973. Poco a poco, conforme la enfermedad mermaba sus movimientos, su magia se esfumaba, las presentaciones eran cada vez más escasas y sólo podía dedicarse a impartir clases de chelo. Aunado a esto, Barenboim la dejaría por la pianista rusa Elena Bashkirova.
La una vez sonriente y vivaz Jacqueline, murió en Londres a los 42 años de edad, el 19 de octubre de 1987. Uno de los cinco chelos que tuvo – un Dadivoff Stradivarius 1712 valuado en alrededor de dos millones de dólares - está en préstamo al reconocido chelista Yo-Yo Ma. No obstante su muerte, nos dejó un legado enriquecedor gracias a sus magistrales interpretaciones, su estilo único de estremecer al público con sus movimientos oscilatorios de cuerpo y arco que detonaban en una pasión sin mesura; y son sus ejecuciones, que la sitúan en un escenario anacrónico, en un anaquel en la historia de la música, en suma, que la convierten en leyenda.
Cuán trágica es la historia cuando la muerte se lleva consigo el talento, virtuosismo y pasión de una de las mejores ejecutantes del violonchelo. La vida de Jacqueline du Pré comenzó el 26 de junio en Oxford, Inglaterra y muy temprano, a los cinco años de edad, escuchó por primera vez el sonido del que sería el instrumento que la acompañaría en toda su existencia.
Du Pré realizó sus estudios, primero, en la London Cello School y después, a los siete años de edad, en la Guildhall School of Music, en Londres, bajo la tutela de William Pleeth. Tuvo estadías con los grandes maestros Pablo Cassals, en Suiza (1960) Paul Tortelier, en París (1962) y Mstislav Rostropovich, en Moscú (hasta 1966), este último, quien dijera de la chelista que era la única que podía equiparar o superar sus propios logros.
A la edad de 16 años debutó formalmente en el Wigmore Hall de Londres con el concierto de Elgar para Chelo, y después tocaría y grabaría esta misma obra con la Orquesta Sinfónica de Londres, bajo la dirección de Sir John Barbirolli; interpretación que le traería reconocimiento mundial, así como inmortalidad.
En la Navidad de 1966, Jackie conoció al pianista y director judío Daniel Barenboim y al siguiente año contraería nupcias con él. Este enlace matrimonial – comparado con el de Robert y Clara Schumann - resultaría profesionalmente fructífero, así como su amistad con los músicos Yehudi Menuhin, Itzhak Perlman, Zubin Mehta y Pinchas Zukerman, con quienes tuvo memorables presentaciones, al interpretar música de cámara, en especial la realizada en el Queen Elizabeth Hall de Londres con la interpretación del quinteto para piano La Trucha de Schubert.
A pesar del éxito, la tragedia le sobrevino cuando se le diagnosticó esclerosis múltiple en 1973. Poco a poco, conforme la enfermedad mermaba sus movimientos, su magia se esfumaba, las presentaciones eran cada vez más escasas y sólo podía dedicarse a impartir clases de chelo. Aunado a esto, Barenboim la dejaría por la pianista rusa Elena Bashkirova.
La una vez sonriente y vivaz Jacqueline, murió en Londres a los 42 años de edad, el 19 de octubre de 1987. Uno de los cinco chelos que tuvo – un Dadivoff Stradivarius 1712 valuado en alrededor de dos millones de dólares - está en préstamo al reconocido chelista Yo-Yo Ma. No obstante su muerte, nos dejó un legado enriquecedor gracias a sus magistrales interpretaciones, su estilo único de estremecer al público con sus movimientos oscilatorios de cuerpo y arco que detonaban en una pasión sin mesura; y son sus ejecuciones, que la sitúan en un escenario anacrónico, en un anaquel en la historia de la música, en suma, que la convierten en leyenda.
2 Comments:
Te gusta The Doors... mi papá es fan, jaja y no no pensé en él (Jim Morrison), pero hubiera sido buena idea.
Lo que yo sé es que el Baremboim no dejó a la Dupré por Elena Bashkirova, sino que le arrimó el camarón a ésta después de que aquélla hubo muerto. Pero vaya usté a saber. Y además, opino que Hugo Sánchez debe salir de la selección.
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home