Gatito en adopción
Hoy una amiga me dijo que tenía un gatito siamés en adopción. Le pedí una foto por si alguien lo quería. Cuando me la mandó le hice notar que el gatito era un poco feo, ella lo defendió y dijo que era porque la mamá se había muerto y nadie podía limpiar a los gatitos. Pocos minutos después mi amiga confesó "bueno, ese no es el gatito, es uno igual que se murió." Le dije que eso había sido un poco perverso.
Al principio me sentí engañado, pero después pensé que podía estar cayendo en lo que Hilary Putnam llama "teorías mágicas de la referencia". Es decir, pensar que de algún modo la imagen por sí misma apuntaba a algo fuera de ella, y que ese algo era el gatito muerto. En epistemología se le llama intencionalidad a la capacidad de algo de apuntar hacia otra cosa, comúnnmente a una representación (casi siempre mental) que dirige hacia un ser real. Putnam no niega que exista la intencionalidad, sin embargo no piensa que esté dada por una propiedad intrínseca a nuestros conceptos o imágenes, sino por el modo en como funciona en un contexto. Si una hormiga pasando por una mancha de pintura hiciera con su rastro por accidente el perfil de Winston Churchill no sería una representación del personaje histórico. La hormiga tendría que querer hacer un retrato de Winston Churchill -y posiblemente mostrárnoslos- para que tuviera sentido decir que el perfil representaba al primer ministro.
Frecuentemente tenemos teorías mágicas de la representación cuando se trata de fotografías, como si una foto capturara intrínsecamente un momento de manera objetiva. Sin embargo imaginemos que yo me tomo una foto el día de mi graduación con una cámara digital y la guardo en un CD. Supongamos que hubiera una computadora encargada de generar imágenes al azar combinando pixeles -imágenes de la misma resolución y tamaño que la mía- y quelas grabara en discos. Pensemos que sucediera el improbabilísimo caso -pero no imposible- de que generara una imagen pixel por pixel igual a la que yo tengo guardada en el CD, y que por accidente yo me confundiera y tomara ese CD recién salido de la máquina. Ahora yo abro la foto -exactamente igual- y les digo a mis amigos "Ése soy yo, el día de mi graduación". Parece que no habría problema en decir que soy yo.
Pensando en otra linea, aunque para algunos sea evidente no está de más decir que una fotografía tiene varios parámetros como el tiempo de apertura en el obturador y -en el caso de las cámaras digitales- la resolución. Dicho en términos cursis por un maestro de foto, "es pintar con luz".
Dicho esto, podríamos decir que continuando con el ejemplo de la computadora generadora de imágenes, que la imagen generada -con la que me confundí pensando que era la mía- podría no ser idéntica pixel por pixel y aún así seguiría siendo una representación mía. Sería absurdo por tanto decir que la imagen idéntica (la imagen 2) me representa sólo por virtud de ser igual a la imagen 1, que ya refiere de manera mágica al momento real; pues aún si no fuera idéntica -digamos si fuera más clara, o tuviera otros tonos- yo podría todavía inadvertidamente mostrarla como mi foto.
Pensando en el gato de mi amiga podríamos pensar del mismo modo. Pensemos en este otro experimento mental. Durante muchos días se le toman cientos o miles de fotografías a ambos gatos desde el mismo ángulo intentando colocarlos en la misma posición. Finalmente se pre-seleccionan pares de fotos parecidísimas, y luego se le muestran a grupos de personas para ver si encuentran las fotos iguales. Supongamos que uno de esos pares tiene resultados de 100% de éxito, es decir, que resultan indistinguibles para una persona. Si mi amiga se confunde y me enseña el gato 2 diciendo que es el gato 1, ¿tendría sentido decir que no me enseñó realmente al gato 1? Mi estado mental -puesto que son indistinguibles- sería idéntico en ambos casos.
Ahora olvidemos estos procesos fantasiosos para generar fotos idénticas, y pensemos sencillamente que ambos gatitos son indistinguibles. ¿Sería absurdo decir que una foto de uno de los dos representa también al otro? Y por tanto -aunque nos cueste trabajo decirlo, por nuestro bagaje natural de teorías mágicas de la referencia- una foto del gato 1 puede ser la foto del gato 2, dependiendo del contexto.
Si desean adoptarlo dejen un comentario. Arriba viene su foto.
9 Comments:
hiciste que me doliera la cabeza ...
1- lo de la hormiga me dice memo núñez que es una babosada, pero ese es el único ejemplo que ya estaba en putnam
2- estoy pensando que mi foto es un poco como el gato de schrödinger....
interesantísma dilucidación filosófica
al final la única conclusión es que el gato es feo.
charp: cuando de animales se trata mi especulación está lejos de la tuya, pero muchas gracias
sirako: ¿cuál de los dos?
Brillante. Y me refiero al color de fondo de tu blog. La entrada es... magistral. Cabe señalar que brinqué del primer párrafo al último. Putnam me da comezón, la intencionalidad me recuerda las clases con el buen Dr. Llano y sólo hallo verdadero placer en acariciar gatos. Lo adoptaría, si no tuviera ya uno.
¡pensé que te gustaba lo barroco!
gracias por leer la introducción, eso era lo importante
por cierto ya estoy harto del yves klein...
Oh, lo barroco me gusta, sin lugar a dudas. Me gusta tanto y soy tan fiel a él, que a veces incluso lo detesto. Sólo por ser rebuscada, vaya.
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