Sólo un post acerca de videojuegos de carreras

Alguna vez un amigo me dijo que realmente había aprendido a manejar con un juego de Xbox. Pensé que era una de sus exageraciones y racionalizaciones hasta que hace unos meses, las primeras veces que me hallé manejando en carretera (lo sé, algo tardío) me di cuenta de que estaba familiarizado con ciertos movimientos que nunca había hecho antes. Finalmente recordé que era por ese mismo juego, un simulador de carreras de autos.
Tal vez nunca lleguemos a estar en esas situaciones de alta velocidad y curvas, pero el respeto con el que obliga a manejar el simulador (tomar curvas es muy preciso y tarda tiempo aprender) puede dejar un precedente de reflejos para la realidad

A diferencia de otros juegos, como los de deportes, donde el nivel de realismo es una continuidad compleja que varía en cada caso, los juegos de carreras tienden a dirigirse muy claramente hacia dos polos: los simuladores y los arcade.

Escribo este post porque renté un arcade. Es como los arcades, con fuego, exagerada facilidad de manejo, saltos gigantescos, turbos de velocidad y obstáculos. No está para quejarse, pero creo que era más divertido el RC ProAm de NES de hace 15 años. Y no son mis recuerdos idealizados, volví a jugarlo hace un par de años en un emulador. Seguiré jugando estos días para ver si me puedo meter más en el juego.

No tengo preferencia especial por alguno de los dos géneros. Los simuladores son entretenidos e interesantes. Los arcade son extramadamente divertidos, sólo que sería mortal llevarlos a la vida real.