St. Thomas Moore región 4
Escuché recientemente un anuncio de la Secretaría de Gobernación celebrando el bicentenario de Juárez. ¿Por qué gastar dinero para ensalzar a una figura que todo el mundo ya celebra y tiene presente? Basta un pequeño análisis de contenido para explicarse el misterio. En el spot se lauda a Juárez porque "Al seprar el poder espiritual del temporal bla bla bla". De buenas a primeras suena extraño. Y así debería de ser, porque hablar de "poder espiritual" y "poder terrenal" no tiene sentido más que dentro de un ámbito católico (de ahí proviene, de hecho, esta terminología).
¿Ustedes creen que un luterano, judío o budista considera que Juárez separó el "poder" espiritual del "temporal"? ¿O más bien sencillamente desamortizó los bienes de la Iglesia Católica?
Detrás de esto se encuentra evidentemente Carlos Abascal, que si bien como Secretario ha sabido llevar a cabo un papel más discreto y aparentar mayor seriedad que Santiago Creel, no ha dejado de meter la pata en asuntos religiosos.
En mancuerna con la presidenta de Vamos México, Abascal ha estado repitiendo en los discursos que las religiones deben ser la solución del nuevo siglo, que se debe impulssar la religiosidad sin importar a qué religión pertenezca uno. Detrás de este multiculturalismo chabacano, que de buenas a primeras se antoja simpático, se encuentra un debilitamiento del Estado como impartidor de justicia y seguridad social.
La religión llama a sus fieles a dar al necesitado, ya sea por la dimensión perfectible de la caridad (como diría Polo Polo, "¡ay wey!") o por cumplir un deber divino. La justicia social, en cambio, no se basa en dádivas, buenas y loables de suyo, pero insuficientes, sino en la garantía de ciertas condiciones mínimas a los desvalidos que en dado momento podemos ser todos.
En cuanto a la educación, como comienzan a entenderlo muchos países europeos, permitir las expresiones religiosas sólo fomenta diferencias. Lo cual no significa cenusrar, sino darle a un espacio público su lugar como tal.
El multiculturalismo como proyecto requiere que el Estado deje de concentrarse en propagar una identidad para dejar lugar a distintas identidades, dedicándose entonces por completo a la correcta convivencia entre los distintos grupos sociales y a su bienestar. Impulsar y trabajar con las principales religiones sólo llevaría a caer en distinciones, en criterios discrecionales y favoritistas como puede verse en el spot de Abascal.
Por supuesto se puede decir mucho más del tema, quizá cuando con el paso del tiempo se convierta en documento histórico se escribirá mucho más al respecto.
¿Ustedes creen que un luterano, judío o budista considera que Juárez separó el "poder" espiritual del "temporal"? ¿O más bien sencillamente desamortizó los bienes de la Iglesia Católica?
Detrás de esto se encuentra evidentemente Carlos Abascal, que si bien como Secretario ha sabido llevar a cabo un papel más discreto y aparentar mayor seriedad que Santiago Creel, no ha dejado de meter la pata en asuntos religiosos.
En mancuerna con la presidenta de Vamos México, Abascal ha estado repitiendo en los discursos que las religiones deben ser la solución del nuevo siglo, que se debe impulssar la religiosidad sin importar a qué religión pertenezca uno. Detrás de este multiculturalismo chabacano, que de buenas a primeras se antoja simpático, se encuentra un debilitamiento del Estado como impartidor de justicia y seguridad social.
La religión llama a sus fieles a dar al necesitado, ya sea por la dimensión perfectible de la caridad (como diría Polo Polo, "¡ay wey!") o por cumplir un deber divino. La justicia social, en cambio, no se basa en dádivas, buenas y loables de suyo, pero insuficientes, sino en la garantía de ciertas condiciones mínimas a los desvalidos que en dado momento podemos ser todos.
En cuanto a la educación, como comienzan a entenderlo muchos países europeos, permitir las expresiones religiosas sólo fomenta diferencias. Lo cual no significa cenusrar, sino darle a un espacio público su lugar como tal.
El multiculturalismo como proyecto requiere que el Estado deje de concentrarse en propagar una identidad para dejar lugar a distintas identidades, dedicándose entonces por completo a la correcta convivencia entre los distintos grupos sociales y a su bienestar. Impulsar y trabajar con las principales religiones sólo llevaría a caer en distinciones, en criterios discrecionales y favoritistas como puede verse en el spot de Abascal.
Por supuesto se puede decir mucho más del tema, quizá cuando con el paso del tiempo se convierta en documento histórico se escribirá mucho más al respecto.
1 Comments:
¿¿¿¿Multiculturalismo??? Qué palabra tan dominguera. Sin embargo, debo decirte que eso de ver la palabra Moore en un post tuyo como que me da repele por alguna razón. Por otro lado, también me gustaría hacer mención de la inevitable referencia Hegeliana sobre los conflictos Iglesia-Estado (cfr. Fe y Razón, así como los textos de juventud donde se habla de la polémica del estado) donde se habla, en parte, de la postura que pareces sostener....Besos
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