La Gusana Miope
Alguna vez Ray Bradbury, cuya faceta de guionista cinematográfico no es tan conocida, comentó que ver sólo obras maestras no era tan didáctico como ver una película mediocre. Cito de memoria: "Cuando veo una película excelente sólo me quedo perplejo, en cambio con otras se me ocurren mil cambios que deberían de hacérsele al guión". En este espíritu me dedico por completo a reseñar el nuevo album de La Gusana Ciega.
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Lo que procede antes de reseñar cualquier comeback es ver el estatuto que tiene en la memoria colectiva la banda en cuestión. El balance de La Gusana Ciega, creo yo, es haber pasado a la historia del rock nacional sin pena ni gloria. Si en algún momento llegó a haber algo remotamente cercano a un grunge mexicano comercial, su ópera prima Merlina fue parte de eso. Después, ya más en el mainstream, vienen algunos buenos éxitos, pero nunca consistencia. Los picos son buenos pero las malas canciones son insoportables.
Creo que lo que me gustaba de La Gusana eran dos cosas; la primera es que no se veía ninguna pretensión de hacer rock nacional; la segunda es la apuesta franca por las melodías sencillas y pegajosas, a veces llegando a tener algo muy parecido a un estilo personal, una especie de sonsonete repetitivo que en sus mejores momentos no resultaba molesto.
Vayamos al grano. Regresar con un disco conceptual era una apuesta riesgosa, mi veredicto adelantado es que la perdieron. El esqueleto de las canciones es la inocencia perdida tratando de repetirse hasta la desesperación, es decir, la caricatura de La Gusana por La Gusana. Sin embargo los arreglos son más complejos, la diferencia principal entre los puentes instrumentales de este disco y los anteriores es que alguno de ellos ya se siente con el dominio suficiente para hacer rock modal y tejer ambientes que se antojan complejos pero que a la hora del headbanging resultan francamente incómodos -o al menos no son lo suficientemente complejos como para sentarse a meditarlos. Es decir, creo que todos son muy buenos como intérpretes, pero el todo es más que la suma de las partes.
En ocasiones obtenemos la voz rasposa con efecto chorus por la que pagamos (en mi caso $20 pesos, no lo digo con orgullo), pero también muy seguido tenemos que soplarnos arreglos pseudo beatlescos o despliegues de virtuosismo (¿?) a capella.
En cuanto al tema recurrente de la feria en las canciones -más que gastado por cierto- cuesta trabajo creer que venga de una preocupación estética honesta y da más la impresión de ser un apantallapendejos. Los buenos versos están ahí -al lado de los rebuscados ("fueron tus ángeles educados los que me hicieron llorar")- pero en general las canciones no van a ningún lado. El símil del 727 de Super Bee era bonito, el "tren fantasma" para adolescentes con padres separados es en el mejor de los casos estúpido.
Hay uno o dos coros donde parece que "La Gusana" está de vuelta ("me vas a ver llorar, me vas a ver llorar...") pero la verdad es que "La Gusana" nunca existió. Si detrás de todo llegó a haber una cohesión, hoy ha quedado sepultada bajo whammies, compresores y delays. Si antes lograban pegar en el clavo con uno o dos temas en el gusto popular esta vez no creo que lo logren; no por visionarios sino por miopes. Es el caso dramático y choteado de buenos músicos que no tienen ni puta idea de lo que es el rock.
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Lo que procede antes de reseñar cualquier comeback es ver el estatuto que tiene en la memoria colectiva la banda en cuestión. El balance de La Gusana Ciega, creo yo, es haber pasado a la historia del rock nacional sin pena ni gloria. Si en algún momento llegó a haber algo remotamente cercano a un grunge mexicano comercial, su ópera prima Merlina fue parte de eso. Después, ya más en el mainstream, vienen algunos buenos éxitos, pero nunca consistencia. Los picos son buenos pero las malas canciones son insoportables.
Creo que lo que me gustaba de La Gusana eran dos cosas; la primera es que no se veía ninguna pretensión de hacer rock nacional; la segunda es la apuesta franca por las melodías sencillas y pegajosas, a veces llegando a tener algo muy parecido a un estilo personal, una especie de sonsonete repetitivo que en sus mejores momentos no resultaba molesto.
Vayamos al grano. Regresar con un disco conceptual era una apuesta riesgosa, mi veredicto adelantado es que la perdieron. El esqueleto de las canciones es la inocencia perdida tratando de repetirse hasta la desesperación, es decir, la caricatura de La Gusana por La Gusana. Sin embargo los arreglos son más complejos, la diferencia principal entre los puentes instrumentales de este disco y los anteriores es que alguno de ellos ya se siente con el dominio suficiente para hacer rock modal y tejer ambientes que se antojan complejos pero que a la hora del headbanging resultan francamente incómodos -o al menos no son lo suficientemente complejos como para sentarse a meditarlos. Es decir, creo que todos son muy buenos como intérpretes, pero el todo es más que la suma de las partes.
En ocasiones obtenemos la voz rasposa con efecto chorus por la que pagamos (en mi caso $20 pesos, no lo digo con orgullo), pero también muy seguido tenemos que soplarnos arreglos pseudo beatlescos o despliegues de virtuosismo (¿?) a capella.
En cuanto al tema recurrente de la feria en las canciones -más que gastado por cierto- cuesta trabajo creer que venga de una preocupación estética honesta y da más la impresión de ser un apantallapendejos. Los buenos versos están ahí -al lado de los rebuscados ("fueron tus ángeles educados los que me hicieron llorar")- pero en general las canciones no van a ningún lado. El símil del 727 de Super Bee era bonito, el "tren fantasma" para adolescentes con padres separados es en el mejor de los casos estúpido.
Hay uno o dos coros donde parece que "La Gusana" está de vuelta ("me vas a ver llorar, me vas a ver llorar...") pero la verdad es que "La Gusana" nunca existió. Si detrás de todo llegó a haber una cohesión, hoy ha quedado sepultada bajo whammies, compresores y delays. Si antes lograban pegar en el clavo con uno o dos temas en el gusto popular esta vez no creo que lo logren; no por visionarios sino por miopes. Es el caso dramático y choteado de buenos músicos que no tienen ni puta idea de lo que es el rock.
3 Comments:
tsss... Tormentas si hubieras tenido a los de la Gusana enfrente los agarrabas a batazos no? ja ja!!
cuando mandaras una de tus reseñas a la R&R?
Creo que a Panda le fue mejor en la reseña la otra vez, haha.
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